Argentina tiene infinitas posibilidades, pero debe entenderse que la riqueza de una nación requiere de personas que arriesguen, se esfuercen y conviertan los recursos y el capital humano en actividad económica exitosa.

Por Marcello Vaccari (*)

Este año 2022 marcó una especie de confirmación que el mundo ha vuelto a una cierta normalidad luego de la pandemia de Covid; sin embargo, nada es absolutamente igual porque creo que dos aspectos muy importantes como la productividad y la previsibilidad siguen estando en jaque. Ambos conceptos afectan sustancialmente a la logística que debe planificar el abastecimiento de materias primas y producto terminado en todo el mundo.

Para analizar el cambio que se ha producido, podemos citar como ejemplo, algunos paradigmas que aceptamos durante años citando a diversos autores:

Desde 1945 ya no hay Estados que invadan a otros con fin de absorberlos (Harari).

En 1946 Winston Churchill popularizó el término Cortina de Hierro; George H. W. Bush y MIijail Gorbachov marcaron su fin en 1989.

Otra vez Harari dijo “tres fueron los problemas serios de la humanidad: La hambruna, la peste y las guerras; pero en estas últimas décadas hemos conseguido controlarlas “.

Se habla de economía de la abundancia, pero la factura entrópica de la era industrial ha vencido; consumimos más de los que se regenera” (Rifkin).

Al finalizar la WWII, el mundo creó diversos organismos internacionales como la OMC, OMS, etc.

La ley de Say afirma que la productividad es una máquina de movimiento perpetuo.

En fin, algunos de estos paradigmas que no se discutieron durante más de 70 años; parece que habría que replantearlos por los cambios ocurridos y las nuevas restricciones; tales como – entre otros-: Invasión Rusa a Ucrania, ¿hay guerra fría nuevamente, tensiones con China, Rusia?, ¿volvieron las pestes, la hambruna (sequías y Ucrania en problemas) y las guerras?, ¿podemos seguir hablando de abundancia a costa de calentamiento y destrucción de la tierra? y ¿podremos seguir mejorando la productividad de manera ilimitada?

Volviendo a la logística, nadie puede negar que desde marzo de 2020 hemos aprendido mucho sobre cuellos de botella que se van corriendo, impacto en la producción de China y luego otros países, falta de abastecimiento con stocks bajos en los almacenes, fletes carísimos, falta de contenedores, falta de espacio, falta de choferes, etc. etc. Todo esto en la matemática logística se deduce a Lead Times (LT) más largos y más variables que generaron quiebres de stock en todo el mundo y aumento de costos y precios.

A pesar de todo, veamos el 2023 con más optimismo porque hemos aprendido mucho y se supone que el aprendizaje se convierte en una fortaleza si nos permite anticiparnos y reaccionar a tiempo. Me gustaría entonces compartir algunas ideas de ese aprendizaje, vinculadas a la logística:

Debemos estar más alertas a las señales y ser más flexibles para responder rápido.

Tener analizadas y desarrollar varias alternativas de abastecimiento (más cercanas).

Desarrollar alternativas de transporte y poner en marcha un mix promediando costos.

Realizar el forecast y la planificación en períodos más cortos, implementando la revisión continua (por ejemplo, semanal) que nos permita realizar ajustes sobre la marcha; entendiendo que puede haber una mayor variabilidad de la demanda, el abastecimiento, el Lead Time y de las restricciones.

Los distintos SKU´s tienen distintos niveles de criticidad, por lo tanto, hay que usar pareto para planificar y asignar prioridades.

Ajustar los niveles de inventario, tanto el stock cíclico (LT más largo) cuando el stock de seguridad (LT más variable).

Entender que el just in time se hace más difícil y puede requerir stock.

Para Argentina, ajustarse a las restricciones de las SIRA que aumentan el Lead Time y su variabilidad y se convierten en un condicionante para la planificación.

Diversificar los lugares de fabricación/abastecimiento (múltiples) en distintos sitios o incluso países/continentes; aún en el caso que sea más caro. Es preferible vender más caro que no tener nada que vender.

Rebalancear la productividad con el calentamiento global y asimilar una posible disminución de la productividad (por ejemplo, huella de carbono).

Espero también que las autoridades de Argentina hayan aprendido y estén más preparadas para el 2023, está claro que debemos hacer muchos cambios para aprovechar al máximo el viento de cola y facilitar la instalación de nuevas fuentes de producción y poder exportar más (por ejemplo: gas, granos, proteínas, carne, minerales, conocimiento, etc.) debemos liberar las cadenas de la burocracia que nos atan y que nos impiden generar una revolución de la producción, el empleo y la bonanza.

Para concluir, espero y creo que el año 2023 nos encuentra más preparados y alertas y como sigo sosteniendo a través de los años, la Argentina tiene infinitas posibilidades, lo que necesitamos es que se entienda que la riqueza de una nación requiere de personas que arriesguen, se esfuercen y conviertan los recursos y el capital humano en actividad económica exitosa. Tenemos mucho potencial, pero seguimos estancados mirando ese potencial que no termina de hacerse realidad.

(*) Managing Director de Vac Log RVA Group.

Fuente: Transport & Cargo