El sueño del Global Dream de zarpar de los muelles de Wismar (Alemania) para surcar los mares se desvanece. El coloso de 1.500 millones de euros se pudre en las instalaciones del quebrado astillero MV Werften.  Nadie se hace cargo del buque, que permanece en un muelle alemán tras la quiebra del astillero MV Werften

Esa ambición de levantar un nuevo titán de los mares, con una capacidad de hasta 9.500 pasajeros, va camino del desguace. El 75 % de la estructura del buque ya está construida, pero los trabajos se paralizaron porque la compañía que lo encargó,

Dream Cruises, se vino abajo a principios de este año junto con su matriz, Genting Hong Kong -especializada en turismo y casinos-. Las restricciones a la movilidad durante la pandemia, que han perdurado hasta este año, han pasado factura a muchos gigantes.

El astillero donde se empezó a construir el crucero, que fue levantado tras la Segunda Guerra Mundial y fue privatizado en los años 90, presentó el concurso de acreedores en el mes de enero.

Sus gestores trataron de convencer al Gobierno alemán para que pusiera los 600 millones de euros que faltaban para completar su construcción, pero al saber que la matriz del grupo Genting Hong Kong se desentendía tanto del astillero (MV Werften), como del operador que había encargado el crucero (Dream Cruises), ambos de su propiedad, las autoridades rechazaron intervenir para asegurar el empleo, argumentando que no había garantías. En el mes de mayo, el astillero se declaró en bancarrota.

A pesar de los esfuerzos por encontrar un comprador para el buque, el administrador encargado de la venta ha reconocido, según recoge Bloomberg, que es imposible transferir semejante obre faraónica e otro inversor, por eso han puesto en venta algunas partes aprovechables de la megaconstrucción, como la maquinaria y el equipamiento.

Lo que no se sabe es cómo mover ni a dónde el resto del esqueleto, aunque se baraja trasladarlo a otro lugar con remolcadores oceánicos. 

El grueso del crucero, de 342 metros de largo y una altura similar a la Torre Eiffel, sigue anclado en el muelle y urge sacarlo de ahí porque el grupo ThyssenKrupp AG quiere empezar a construir buques militares en esas instalaciones a partir del 2024. Nunca desahuciar a una empresa había resultado tan difícil.