Maria Laura Filippello, Ceo del Grupo Euroamérica, destacó que fue reconocida por sus jefes en las distintas empresas en las que trabajó y que siempre se respetaron sus tiempos biológicos. Incluso le ofrecieron promociones durante el transcurso de sus embarazos.

Por AGUSTIN BARLETTI

De cuna marítima, Maria Laura Filippello, Ceo del Grupo Euroamérica, formado por el Complejo Portuario Euroamérica, y Eurotrucks Transporte y Logística, transcurre su exitosa carrera profesional en un sector con histórica presencia masculina. En diálogo con Transport & Cargo, resaltó que hoy existen espacios nuevos y tendencias en las empresas que valoran los equipos multiculturales.

¿Cómo decidió entrar en esta industria que esta mayormente manejada por hombres?

La industria naval siempre estuvo presente en mi familia, mis abuelos eran capitanes y maquinistas que migraron de Génova. Mi padre trabajo en un astillero y los barcos o la logística asociada al comercio exterior fueron parte de mi infancia y adolescencia. No tuve el prejuicio de pensarlo como un negocio de hombres. Cuando decidí estudiar Relaciones Internacionales buscada una carrera que me permitiera conocer el mundo, expandir fronteras, conocer otras culturas. Tuve la suerte de poder comenzar en esto ya sea en traders, y luego en empresas internacionales de logística y supply chain, línea marítima y ahora en un Grupo de terminales portuarias.

¿Fueron difíciles los comienzos?

No tuve un inicio difícil, más allá del aprendizaje propio de cada posición. Ingrese a este mundo de la mano de tareas relacionadas con la atención al cliente y comerciales donde las mujeres tenemos una presencia muy importante. Diría que el mayor desafío es hacer el salto a una posición de liderazgo y un poco mayor cuando es de liderazgo operativo. Esto al menos en mi experiencia donde los prejuicios propios y de nuestros pares que, sin importar el sexo, esperan que las personas a ser promocionadas sean hombres y las mujeres son muchas veces una sorpresa. También debo decir que he visto mujeres que no se postulan o no buscan oportunidades por temor a no ser elegidas.

¿Qué barreras tuvo que derribar?

Las propias para empezar Tomar la decisión de buscar crecimiento más allá de los estereotipos de sexo, edad o experiencia. Me ha sucedido al anunciarme para una reunión con algún colaborador, que quienes nos recibían se referían a mí como la secretaria o la asistente sin averiguar antes el rol de cada uno. También alguna que otra vez algún cliente disconforme o con un problema solicitaba hablar con un responsable, y cuando yo lo atendía me decían que no querían hablar conmigo que querían hablar con el gerente, todo antes de que pudiera presentarme. Más allá de estas anécdotas, las mujeres tenemos los desafíos propios de la maternidad, es allí donde veo que muchas terminan su carrera. En mi experiencia y con tres hijas debo decir que siempre he sido reconocida por mis jefes en las distintas empresas que he trabajado y siempre se respetaron mis tiempos biológicos e incluso me ofrecieron promociones durante el transcurso de mis embarazos.

¿Se notan avances este último tiempo respecto a una mayor presencia y reconocimiento de la mujer en la actividad?

Claramente hay mayor consciencia de la diversidad, no solo hablo por las mujeres. Hay espacios nuevos y tendencias en las empresas que valoran los equipos multiculturales y diversos, y allí las mujeres hemos tenido un rol muy activo. Tuve la suerte de trabajar en varios de estos grupos donde desde las bases se integraban y se promovían estos encuentros. Lo que no podemos negar es que la mujer ha avanzado mucho en áreas administrativas, creo que, en otras áreas mas operativas y físicas, o en la navegación, aún hay un largo camino por recorrer.

¿Qué temas faltan aún resolver para consolidar la presencia de la mujer en esta industria?

Deberíamos revisar reglamentaciones, beneficios y cupos. Algunos de ellos no se han modernizado y no contemplan las nuevas costumbres de la sociedad. Reconocernos como diferentes, no es discriminar, valorar la mirada del otro desde otro lugar y crear más espacios donde juntos hombres y mujeres debatan ideas no cuestiones de género. Muchas veces digo que, en los foros de inclusión de la mujer, es fundamental que participen los hombres y no solo mujeres.

Para finalizar me gustaría agregar que en múltiples ocasiones ser mujer ha sido una ventaja. Cuando uno se presenta frente a situaciones donde los prejuicios son altos, un comentario atinado o inteligente tiene un efecto mucho más impactante que si el mismo fuera dado por un hombre del que lo esperan con naturalidad. Aprovechar esos momentos con una sonrisa, tener una actitud positiva y respetar al otro, allanan claramente el camino.

Fuente: Transport & Cargo, El Cronista