Según indica Greenpeace, el buque se encuentra oxidado y deteriorado, por lo que en cualquier momento podría provocar uno de los mayores derrames de petróleo de la historia. Está abandonado desde 2015 y contiene 1,1 millones de barriles de crudo en sus bodegas.

Ubicado en Yemen, el país bicontinental situado en Oriente Próximo e inmerso en un contexto de permanente guerra, se encuentra una bomba de 362 metros de eslora y 70 metros de manga, cargada con 1,1 millones de barriles de petróleo que amenazan con verterse al mar Rojo y provocar una catástrofe ambiental en cualquier momento.

Se trata del petrolero FSO Safer, construido en 1976. Flota a 10 millas de la costa yemení y se encuentra esperando desde 2015 una operación ‘rescate’ que logre vaciar sus bodegas, antes de que el buque se dañe.

Según los expertos, si se produce la catástrofe, el vertido podría superar los causados por el ‘Amoco Cadiz’, en Francia en 1978, el del ‘Exxon Valdez’ en Alaska in 1989, o el ‘Prestige’ en 2002.

Durante su etapa de vida útil, el buque fue principalmente un almacén de crudo y gasolinera flotante. Greenpeace señala que debido a la guerra civil, ha dejado de recibir un gasóleo fundamental para el funcionamiento de las máquinas que evitan que el crudo explote.

Actualmente, el buque se encuentra oxidado y deteriorado, por lo que en cualquier momento podría provocar uno de los mayores derrames de petróleo de la historia si no se hace nada.

El coordinador humanitario de la ONU, David Gressly, señaló: “Con el comienzo de la guerra, ya no había posibilidad de mantener una tripulación completa a bordo para mantenerlo”. Y explicó que en los últimos siete años el buque se estaba desmoronando gradualmente ya que todos los sistemas diseñados para su seguridad, se habían derrumbado.

Frente a esta situación, la ONU evalúa un plan de rescate para evitar una posible catástrofe ambiental. “Después de muchos esfuerzos diplomáticos se ha diseñado un plan, acordado con los implicados en la guerra, que haría posible que la ONU extrajera el petróleo del barco y lo trasvasara a otro buque, que lo llevaría a un lugar seguro”, indica Greenpeace.

Pero dicho plan cuesta nada más y nada menos que 80 millones de dólares. Como nadie se hace responsable y es una suma de dinero tan grande, se ha organizado un acto en la ONU para pedir a los gobiernos que entre todos aporten el dinero necesario.

Fuente: El Cronista