Ante las cancelaciones en cadena que abortaron la incipiente recuperación del mercado de cruceros, surge la oportunidad de presionarse en el mercado de carga ante la congestión que registran las terminales del Pacífico.

Por Agustín Barletti

Cuando alguien tiene dos noticias para dar, una buena y otra mala, en general se empieza por la segunda. En este caso, la mala noticia para el puerto de Miami es que la variante Ómicron hizo añicos la incipiente recuperación que venía esbozando el golpeado mercado de pasajeros.

El crucero Jewel of the Seas, procedente de Aruba, arribó recientemente a Miami con 160 tripulantes de la embarcación contagiados con Covid-19. 

Algo parecido había sucedido días atrás con el crucero Odyssey of the Seas donde 55 pasajeros y miembros de la tripulación dieron positivo a la enfermedad durante un crucero de ocho días y en el que el 95 % de las personas a bordo tenía la pauta completa de vacunación. Y en el Symphony of the Seas, señalado como el crucero más grande del mundo, 48 pasajeros y tripulantes también positivo a las pruebas de covid-19 a su retorno al puerto de Miami tras un trayecto de una semana en el Caribe.

El Symphony of the Seas, señalado como el crucero más grande del mundo

Ante este complejo escenario, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) aumentaron su advertencia de viaje para cruceros al más alto nivel, recomendando así evitar estos barcos, incluso para las personas vacunadas.

La otra cara, sin embargo, está en el mercado de las cargas y se basa en aquél axioma que asegura que de toda crisis nace una oportunidad.

Las severas dificultades por la que atraviesa el transporte marítimo internacional, con decenas de buques aguardando semanas para atracar en Los Ángeles y otros puertos de la Costa Oeste de los Estados Unidos, parece ser una magnífica ocasión para la Florida. Así lo entendió su gobernador Ron DeSantis, cuando decidió desembolsar u$s 117 millones para ayudar a los puertos a mejorar su capacidad para competir con otras terminales del país. Este importe se sumará a los u$s 17.000 millones en infraestructura portuaria que el gobierno federal distribuirá entre todas las terminales de la nación, como parte de la Ley de Empleos e Inversión en Infraestructura recientemente aprobado por el Congreso.

La crisis de la cadena de suministro realmente nos brinda la oportunidad de mostrarle al mundo que Florida es un lugar donde pueden hacer negocios. Tenemos la capacidad para manejar más contenedores. Con esta inversión adicional de u$s 117 millones, el gobernador DeSantis llamó la atención sobre las oportunidades en Florida para ayudar a aliviar la crisis del transporte marítimo que obstruye otros puertos“, aseguró el presidente del Consejo de Puertos de Florida, Michael Rubin.

De esta forma, el puerto de Miami se esperanza con beneficiarse con otra inyección de capital, después de recibir más de u$s 1.000 millones en los últimos años para ampliar la capacidad de calado y grúas para buques de mayor dimensión como los super post-Panamax. Fuente: Transport & Cargo