El lunes 2 de mayo, la Armada Argentina, hará un homenaje a los caídos y Veteranos de Guerra de Malvinas en el mar en el Museo Naval de la Nación que cuenta con un sector dedicado al conflicto de Malvinas y con el puente de comando del aviso ARA “Alférez Sobral” alcanzado por misiles, junto a otros elementos de la guerra.

El acto será presidido por el Director General de Organización y Doctrina de la Armada, Contraalmirante Julio Enrique Sanguinetti, y contará con la asistencia de otras autoridades navales, personal militar y civil, representantes del municipio de Tigre, Veteranos de la Guerra de Malvinas e invitados especiales.

Al inicio de la ceremonia se ejecutarán las estrofas del Himno Nacional Argentino y, posteriormente, el Capitán de Navío Gustavo Ferraro y el intendente de Tigre Julio Zamora brindarán palabras alusivas. 

Luego de una invocación religiosa se tocará “Atención” y las autoridades presentes y representantes de entidades colocarán ofrendas florales, mientras la Banda de Música de la Armada ejecutará la melodía de “Oración”.

El acto finalizará con la interpretación de la Marcha de las Malvinas y tras enfundarse la Bandera de Guerra.

El “Belgrano”: custodio eterno del mar austral

El 12 de abril de 1951 la República Argentina tomó posesión en Philadelphia del crucero norteamericano liviano del tipo Brooklyn llamado inicialmente “Phoenix”, de 185 metros de eslora.

Aquel crucero de 3900 toneladas, al mando del Capitán de Navío Héctor Bonzo, zarpó el 16 de abril de 1982 desde la Base Naval Puerto Belgrano hacia el este de la zona de conflicto con 1093 tripulantes. Debía mantenerse fuera del área de exclusión vigilando las intenciones de las fuerzas enemigas.

Luego de recalar en Ushuaia, se reunió con dos destructores. El 1° de mayo recibió la orden de atacar por el sur, pero ya habían sido detectados por el submarino nuclear HMS “Conqueror” que se había posicionado en cercanías de ellos.

Al día siguiente se le ordenó replegarse, pero su destino ya estaba marcado. El submarino HMS “Conqueror” lanzó tres torpedos, dos de los cuales dieron en el blanco.

Fue a las 16:02 horas cuando el primer torpedo Mark 8 impactó en la sala de máquinas, disparado a una distancia de tan sólo 5 km, dejando al “Belgrano” sin propulsión ni energía eléctrica y con el timón trabado a estribor. El segundo impacto fue en la proa, destruyéndola casi por completo. No había opción, y la tripulación escuchó a las 16:23 horas la orden de abandonar el buque.

Media hora después, el “Belgrano” se hundió en las gélidas aguas australes, dejando a la deriva balsas con hombres que enfrentaron durante casi dos días “Mar 4, visibilidad 500 yardas y viento del noroeste a 30 kms/h” (fragmento del SITREP emitido por el Destructor ARA “Piedrabuena” en misión de rescate). Las bravías olas dificultaron la supervivencia y posterior rescate de los náufragos.

Durante el ataque fallecieron 323 tripulantes y fueron rescatados 770. Fue una gran proeza encontrar las balsas en las condiciones climatológicas reinantes, lo cual no hubiera sido posible sin la acción de un Neptune de la Aviación Naval que las divisó y de la determinación de los tripulantes a bordo del Aviso ARA “Gurruchaga”, de los destructores ARA “Bouchard” y ARA “Piedrabuena”, y del Transporte Polar ARA “Bahía Paraíso” como buque hospital, que fueron quienes los rescataron.

Este hecho se convirtió en la mayor tragedia naval de la historia de la Armada Argentina, pero también en una de sus mayores pruebas de heroísmo ya que, en el marco de fuertes temporales y temperaturas extremas, en menos de 48 horas fueron rescatados más de siete centenares de tripulantes que sobrevivieron al hundimiento.

La epopeya del Aviso ARA “Alférez Sobral”

Al mismo tiempo que se buscaba a los náufragos del crucero, el Aviso ARA “Alférez Sobral” emprendía el rescate de los tripulantes de un avión Canberra de la Fuerza Aérea Argentina, aproximadamente a 100 millas náuticas al norte del Estrecho San Carlos.

Este buque junto al Aviso ARA “Somellera” no formaba parte de la Fuerza de Tareas argentina, sino de una escuadrilla de sostén y apoyo. En la madrugada del 3 de mayo un misil lanzado desde helicópteros Sea Lynx ingleses impactó en una de sus lanchas, destruyéndola por completo y esparciendo esquirlas que hirieron a los tres operadores de la ametralladora de estribor. Todo ocurrió en pocos segundos y en medio de una oscuridad impenetrable que impedía sostener una defensa armada frente al ataque.

Luego de una revisión de los daños ocasionados, el Comandante, Capitán de Corbeta Sergio Raúl Gómez Roca, consideró que el lugar de mayor riesgo era la superestructura, especialmente el puente de comando. Con el fin de proteger a sus hombres, a sabiendas que era imposible combatir efectivamente con las armas propias, ordenó desalojar las cubiertas superiores quedando en el puente solamente él y los tripulantes indispensables para conducir el buque.

El segundo impacto dio directamente en el puente, destruyéndolo por completo al igual que el cuarto de radio que se hallaba debajo: fallecieron en el acto 8 marinos entre los que se encontraba el Comandante. La difícil decisión que previamente había tomado Gómez Roca se volvió en este momento heroica, ya que salvó la vida de muchos de sus hombres.

Sin puente de comando y con la tripulación diezmada, al mando del Segundo Comandante, el Teniente de Navío Sergio Bazán, la dotación improvisó un timón y se decidió navegar hacia el continente, aún bajo amenaza de un nuevo ataque. El 5 de mayo logró el ansiado arribo, llegando a Puerto Deseado, donde fueron recibidos con mucha emoción por camaradas militares y por los pobladores.