En una respuesta estratégica a la creciente presencia de flotas pesqueras extranjeras, la Armada Argentina ha lanzado la Operación “Grifón XVI“. El patrullero oceánico ARA Piedrabuena (P-52), con base en Mar del Plata, ha zarpado desde la Base Naval Ushuaia para emprender una misión crítica de vigilancia y control en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Argentina.

Esta operación, bajo el control operativo del Mando Marítimo Conjunto, es crucial para la protección de los recursos marítimos argentinos. La llegada de más de 400 barcos pesqueros, principalmente de China, Corea del Sur y Taiwán, ha puesto en alerta a las autoridades. Estas embarcaciones, algunas construidas entre 2021 y 2022 con capacidades de hasta 1.500 toneladas, están especialmente interesadas en el calamar illex argentino.

La presencia de la flota extranjera no solo amenaza a la especie sino que también pone en riesgo la sostenibilidad económica de los pescadores locales. Los bajos costos operativos de estos barcos, impulsados por supuestos subsidios gubernamentales y salarios mínimos, han creado una competencia desleal.

Los barcos del Sudeste Asiático, conocidos por su práctica de pesca indiscriminada, llegan al Atlántico Sur a través de Ciudad del Cabo o el Cabo de Hornos, después de operar en aguas peruanas. La flota captura calamares de todos los tamaños, utilizando los más pequeños como cebo para especies de mayor valor.

La situación laboral en estas embarcaciones es igualmente alarmante. Los tripulantes reciben un promedio de 150 dólares mensuales, una décima parte de lo que ganan en los barcos argentinos. Se prevé que el número de barcos operando frente a la Patagonia argentina alcance los 450 este verano.

El ARA Piedrabuena, además de su misión de vigilancia, también asume tareas de Búsqueda y Salvamento Marítimo (SAR) en el Centro Coordinador de Ushuaia, en línea con acuerdos internacionales. El tráfico marítimo en esta zona se intensifica durante el verano.

Este patrullero de construcción francesa, de 87 metros de largo y 13,6 metros de ancho, tiene un alcance de 13.890 kilómetros. Durante su misión, el Piedrabuena realizó ejercicios y se reabasteció en la Bahía Buen Suceso y Puerto Parry, fortaleciendo así su capacidad para enfrentar este desafío marítimo.