Por Jéssica Paola Chiarandini Fiore
Bióloga marina de la Prefectura Naval Argentina. Equipo Interdisciplinario para el Control de los Espacios Marítimos y sus Recursos (EICEMAR). Prefectura Naval Argentina. Dirección de Protección Ambiental.

¿Tenemos un planeta que es mayor proporción de agua o de plásticos? Esta pregunta no debiera ser tan sorprendente bajo la situación actual en la que nos encontramos. La producción de plástico ha venido aumentando exponencialmente desde principios de la década de 1950 y se prevé que la demanda del mercado de productos de plástico siga aumentando, llegando a un nivel de producción de  600 millones de toneladas en 2025 y superando los 1000 millones de toneladas de aquí a 2050 (1).

El plástico es un polímero sintético simple formado por moléculas más pequeñas (monómeros), unidas en formación repetitiva. Es extremadamente versátil, con excelentes propiedades (2). Pero no todo en este material es maravilloso debido a que los plásticos no se biodegradan, es decir, no hay organismos que lo transformen en materia orgánica. Obviamente, no permanecen intactos en el tiempo, sino que sufren transformaciones, fragmentación, rupturas y desintegración en estructuras más pequeñas llamadas microplásticos (MPs) y nanoplásticos que persisten en el ambiente.

Al hablar de MPs nos referimos a estructuras con tamaños que van desde los 5 a 0.2 mm, lo que representa un tamaño 70 veces más fino que un cabello humano promedio; mientras que los nanoplásticos comprenden tamaños menores a 0.005 mm. 

Otro de los problemas asociados a los plásticos, MPs y nanoplásticos viene dado por los aditivos (mezcla de sustancias químicas) que contienen. Muchos de ellos son tóxicos, añadidos durante la fabricación (antioxidantes, plastificantes, retardadores de llama, estabilizadores de luz ultravioleta, lubricantes y colorantes) o también sustancias peligrosas que se adsorben y se acumulan desde el entorno (sustancias persistentes, bioacumulables y tóxicas, que comprende contaminantes muy complejos y variados en sus estructuras químicas).

El desarrollo y progreso de la pesca depende en gran medida de la utilización de plásticos. Las cuerdas y las redes confeccionadas con fibras sintéticas son más fuertes y duraderas que las fibras naturales, y pesan menos. Los materiales de plástico se utilizan en la construcción de embarcaciones (incluida pintura y revestimientos anticorrosión), el mantenimiento de las mismas, las artes de pesca (redes de enmalle, redes de arrastre, trampas y cables) y los cajones para peces. 

La contaminación plástica procedente del mar se debe en gran medida al transporte marítimo (35%), con una proporción estimada del 65% del sector pesquero (3,4). Aparte de los productos de un solo uso, plásticos como envases, botellas, utensilios y otros artículos, otra contribución importante proviene del sector pesquero, y corresponden a las artes de pesca abandonadas, perdidas o descartadas (ALDFG por sus siglas en inglés), como redes de enmalle, artes de redes pasivas, etc. 

Como una amenaza transfronteriza importante, la contaminación marina por plásticos y MPs, como por las ALDFG, son responsables de daños generalizados, degradación directa e indirecta al medio marino, incluyendo una amenaza para la vida marina, desde peces, aves hasta mamíferos marinos. En última instancia, y no menos importante por ello, representa un riesgo para la salud humana, la seguridad alimentaria y los medios de vida, un peligro para la navegación y la seguridad en el mar, y contribuye a la proliferación de MPs en el océano, que muchas veces, terminan formando parte de nuestra alimentación. 

Los MPs están presentes en todos los hábitats de la tierra (desde la cima de una montaña a los fondos más profundos del océano), y generan preocupación por la interacción con los organismos vivos y la posible incorporación de los mismos a través de la alimentación de las personas. Esta situación ha dado lugar a una serie de estudios. Muchos de éstos, han confirmado que una amplia variedad de organismos, desde las algas microscópicas hasta las ballenas por ejemplo, pueden ingerir MPs. Asimismo, se ha podido observar la transferencia de MPs a través de los alimentos, con respuestas negativas en condiciones de laboratorio. Salvo aves, tortugas y mamíferos, el 55 % de estas especies tienen importancia comercial, como mejillón, ostras, almejas y distintos peces (anchoas, anchoítas, merluzas, etc.). 

En este concepto de investigación aplicada a la presencia de MPs en distintos compartimentos ambientales (agua, sedimento, mejillones y peces, específicamente merluzas), la Prefectura Naval Argentina (PNA), a través de biólogos marinos de la Dirección de Protección Ambiental, lleva a delante distintos proyectos de investigación en los Golfos Norpatagónicos, Bahía Engaño y áreas circundantes (Chubut, Argentina). Se realizan distintas campañas de investigación vinculadas a la estacionalidad y evaluación del aporte de MPs a través de los ríos de la región, tanto en trabajos costeros como en mar abierto. Se busca evaluar la abundancia de estas estructuras, calidad, cantidad y estructura química en las distintas matrices ambientales. 

De la misma manera, la PNA como Autoridad Marítima, es autoridad de aplicación de la ordenanza 2/98, emanada del anexo V del MARPOL (Reglas para prevenir la contaminación por basuras provenientes de buques) donde se establecen directrices para los planes de gestión de basura (PGB). Los armadores de buques pesqueros están obligados a notificar la pérdida accidental y las descargas de artes de pesca, anotando las mismas en el libro de registro de basuras o en el diario oficial de navegación del buque.   

Nuestro país, también ha publicado recientemente la disposición 4/2023, basada en directrices de la FAO, donde un buque pesquero deberá identificar los aparejos de pesca de acuerdo a lo establecido en la presente medida, Informar pérdida o abandono de los mismos, declarar cantidad de cajones plásticos existentes en bodega al inicio y a la finalización de cada marea y cantidad de cajones plásticos vacíos y/o rotos no utilizados para almacenar productos pesqueros.

Si bien existen medidas al respecto, aún resultan insuficientes o muy insipientes para el problema al que nos enfrentamos. Se requiere un enfoque específico en las negociaciones que se están realizando para el nuevo instrumento internacional jurídicamente vinculante. Si bien se han logrado algunos avances a través de los foros intergubernamentales para abordar elementos de contaminación plástica procedente de la pesca, ningún instrumento u organismo ha adoptado una estrategia integral que prevé intervenciones a lo largo de todo el ciclo de vida de las artes de pesca y la capacidad de abordar la magnitud del problema. 

También, se ha intentado promover soluciones como los plásticos de origen biológico o artes de pesca biodegradables (5), pero en ausencia de estándares globales e investigaciones sobre impactos y efectividad, avances en diseño y materiales alternativos con suficiente longevidad para un uso marino prolongado (como lo son las artes de pesca), las propuestas deben abordarse con precaución. 

Bajo este panorama se considera que el instrumento internacional que se está discutiendo actualmente sobre la contaminación plástica incluido el medio marino (6,7), debería servir como paraguas para la adopción e implementación de una estrategia global e integral sobre artes de pesca. 

Se debiera incorporar el problema de los MPs provenientes de la fragmentación de las redes de pesca y los daños causados por ellos en el medio ambiente marino. Plantear posibles medidas, acciones y enfoques sobre la recuperación de los ALDFG y el problema de la remediación de la contaminación preexistente (“contaminación heredada”) (8).

Por último, como buena gestión de política pública, se debiera establecer claramente roles, conocimientos, datos y mejores prácticas, desarrollando capacidades, actividades y fuentes de financiación.

Es una invalorable oportunidad para abordar suposiciones y deficiencias dentro de las actividades existentes y su efectividad, para poder crear un claro camino para una acción ambiciosa y holística sobre esta fuente decontaminaciónomnipresente.

Referencias:

  1. The Pew Charitable Trusts & SYSTEMIQ (2020). “Breaking the Plastic Wave: A Comprehensive Assessment of Pathways Towards Stopping Ocean Plastic Pollution”
  2. Buteler Micaela. El problema del plástico ¿qué es la contaminación por plástico y por qué nos afecta a todos? (2019). Difundiendo saberes – Vol. 16- Nº 28.
  3. Arcadis 2021; Eunomia 2016; OSPAR 2009; UNEP MAP 2015 as referenced in GESAMP Working Group Report 43.Available at:http://www.gesamp.org/site/assets/files/2213/rs108e.pdf.
  4. Proposal from group of stakeholders on informal intersessional work on plastic fishing and aquaculture gear between INC-3 and 4. Agosto 2023.
  5. Phys Org (2021) “Bio-based and biodegradable nets could be the solution to ‘ghost nets’ jeopardizing sea life.”
  6. UNEA Resolution 5/14, at Operative Paragraph 3 (chapeau).
  7. https://wedocs.unep.org/xmlui/bitstream/handle/20.500.11822/42190/UNEP-PP-INC.2-4%20English.pdf.
  8. https://www.unep.org/inc-plastic-pollution/session-2/submissions#Members