La medida supondrá restringir el acceso de los grandes buques a la terminal central de cruceros

El ayuntamiento de Ámsterdam votó por la prohibición de que los cruceros atraquen en la ciudad, para avanzar en el abordaje de los problemas relacionados con el turismo y el impacto ambiental. 

La decisión forma parte de los esfuerzos de la ciudad por reducir la afluencia de turistas y frenar la contaminación causada por estos grandes buques.

La medida supondrá restringir el acceso de los grandes buques a la terminal central de cruceros, y los detalles y el calendario de aplicación se determinarán en consulta con las partes interesadas.

La decisión refleja el compromiso de la ciudad con las prácticas sostenibles, como subrayó Ilana Rooderkerk, líder local del partido socialmente progresista D66. Dicho partido presentó la moción, destacando que los cruceros contaminantes no se ajustan a las ambiciones sostenibles de Ámsterdam, y que tener cruceros en el centro de la ciudad no es compatible con sus esfuerzos por abordar el turismo de masas.

Ámsterdam tiene uno de los mayores puertos de cruceros de Europa, que recibe cientos de megabuques y unos 700.000 cruceristas al año. El país cuenta con otras terminales de cruceros en Rotterdam e IJmuiden.

La decisión se produce en medio de una ofensiva más amplia contra la afluencia de turistas y la sensación de perturbación que traen a Ámsterdam, ciudad famosa por su barrio rojo y sus coffee shops que venden marihuana.  La alcaldesa Femke Halsema ha encabezado una campaña para disuadir a los visitantes de tomarse lo que ha llamado “vacaciones de la moral”.

Ámsterdam atrae a más de un millón de turistas de media al mes, superando su población de poco más de 800.000 habitantes. Halsema está decidida a cambiar de forma permanente el equilibrio económico entre residentes y turistas, y a replantearse la imagen de Ámsterdam como imán para veraneantes en busca de sexo y drogas.

A principios de año, el ayuntamiento prohibió fumar marihuana al aire libre en el barrio rojo. En marzo, las autoridades de la ciudad también pusieron en marcha una campaña en Internet dirigida a los jóvenes británicos con el lema “Stay Away” (“Mantente alejado”), con el objetivo de evitar que los visitantes alborotadores lleguen a la ciudad.

Algunas ciudades que prohíben los grandes cruceros

Algunas ciudades dicen no a los cruceros para frenar el turismo excesivo. Durante la pandemia, las urbes europeas que luchaban contra el turismo excesivo experimentaron cómo podría ser la vida sin cruceros. Para algunas, la experiencia desencadenó intentos de prohibir o limitar el número de barcos que hacen escala en esos puertos.

Venecia

En 2021, Venecia prohibió a los grandes cruceros fondear en su centro histórico. Los daños causados a la laguna llevaron a la UNESCO a amenazar a la ciudad con incluirla en su lista de ciudades en peligro si no se prohibía permanentemente el atraque de estos barcos.

Argumentan que los grandes buques contaminan y erosionan los cimientos de la ciudad, que ya sufre inundaciones periódicas. La prohibición implica que los grandes cruceros y portacontenedores ya no pueden entrar en el canal de la Giudecca de Venecia, que conduce a su famosa plaza de San Marcos.

Barcelona

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, declaró que limitará el número de turistas de cruceros en la ciudad si era reelegida. Estas medidas podrían reducir a la mitad el número de personas que desembarcan, que puede llegar a 200.000 al mes durante la temporada alta.

El 40% de los cruceros paran cuatro horas. No dan rendimiento económico a la ciudad, y miles de personas desembarcan, crean grandes problemas de movilidad y luego se van. Es una industria que tenemos que limitar“, declaró en febrero al diario británico The Times.

Marsella

El alcalde de Marsella, el mayor puerto de cruceros de Francia, también se ha manifestado en contra del sector, afirmando que “asfixia” a la ciudad con la contaminación atmosférica. Santorini Dubrovnik también han endurecido las restricciones a las compañías de cruceros.

Monterrey, California

La bahía de Monterrey, en California, apenas recibe buques desde antes del COVID. Solía ver entre siete y doce al año y este año estaba previsto que varios operadores volvieran a visitarla. Pero en febrero, la ciudad envió una clara señal a las compañías de cruceros de que no quiere que vuelvan.

El ayuntamiento no tiene potestad para prohibir directamente los cruceros. En su lugar, Monterey ha suprimido los servicios de desembarco de pasajeros, lo que significa que los operadores de cruceros tendrían que contratar personal ellos mismos para procesar a los pasajeros en el muelle de la ciudad.

Espero que esta medida indique al sector de los cruceros que ya no son bienvenidos en nuestra ciudad”,escribió el administrador municipal de Monterey, Hans Uslar, en un informe al ayuntamiento.

Con información de  Bloomberg y Euro News