El jueves 1 de julio entró en vigor el certificado digital COVID-19 – conocido también como Certificado Verde Digital- en todos los países que integran la Unión Europea (UE), excepto Irlanda.

Esta medida tiene como objetivo facilitar la movilidad e impulsar el turismo en la temporada de verano. España, que ya emitía este ‘pasaporte’ desde el pasado 7 de junio con la intención de reactivar el sector turístico español, ha comenzado julio con más de 3,2 millones de certificados emitidos por el Ministerio de Sanidad o por las distintas comunidades autónomas, pues el documento —que fue respaldado por el Parlamento Europeo y cuenta también con la rúbrica de los presidentes de los organismos europeos—ya se estaba emitiendo dentro de las fronteras nacionales al poder los países de la Unión ir poniendo en marcha la acreditación en el mes de junio siempre que estuviesen preparados para “expedir y verificar certificados y dispusiesen de la base jurídica necesaria“, en sintonía con lo que explican en el sitio web de la Comisión Europea.

El certificado es un documento gratuito emitido por las autoridades nacionales. Así, el titular puede demostrar que ya fue vacunado contra el COVID-19 y tuvo un resultado negativo en la prueba de coronavirus, ya sea PCR o de antígenos, o bien se recuperó de la enfermedad en los últimos seis meses.

Existe la posibilidad de que personas de terceros países obtengan un certificado de vacunación de la UE si pueden comprobar que han sido vacunadas con un preparado que figure en la lista de la OMS, que sea relevante para el Estado miembro de la UE al que viajan”, dijo al respecto Christian Wigand, de la CE.

Los 27 países miembros de la UE tienen, por tanto, la posibilidad de aceptar preparados de la lista de la OMS y de emitir un pasaporte de vacunación. Pueden hacerlo, pero no tienen la obligación de hacerlo. Esta normativa de la UE es una recomendación, no una ley.

Para viajeros de Asia, Sudamérica o África no es necesario contar con un pasaporte de vacunación de la UE, sino solo con un certificado del país de origen que sea reconocido en el país al que se quiere entrar. Es decir, que puede ser que, por ejemplo, una ciudadana india vacunada con “Covishield” pueda entrar a Chipre, pero no a Alemania.

La Comisión Europea admite que estas normas son difíciles de comprender y que las autoridades fronterizas y administrativas de los Estados miembros deben clarificar su interpretación. Por eso, tres comisarios de la UE escribieron una carta a los 27 gobiernos del bloque para que, en lo posible, unifiquen las reglas de las “Recomendaciones de ingreso” y tomen menos medidas en solitario.

En la UE sigue prohibido aún el ingreso de turistas desde la mayoría de los países del mundo, estén vacunados o no. Pero se planea levantar esas restricciones lo antes posible, según se desarrolle la pandemia en los países de origen, según decidió la UE. Gran Bretaña, que ya no pertenece a la Unión Europea, sigue otro camino: para ingresar, incluso los vacunados deben presentar sin excepción un test negativo de COVID-19 y hacer cuarentena, sin importar qué vacuna recibieron.