Por: Martín Maggiori *

La Argentina adhirió a las medidas adoptadas por la OMC, sin embargo, sigue siendo difícil moverse entre puertos y aduanas por las excesivas trabas burocráticas.

El 22 de febrero de 2017 se aprobó en la Organización Mundial de Comercio (OMC), que Argentina integra, el Acuerdo de Facilitación de Comercio, que incluye medidas a tomar para generar transparencia, eficacia y previsibilidad en los procesos de exportación, importación, o tránsitos aduaneros.

Las diferencias comerciales entre los países desarrollados con los menos desarrollados, hicieron que se abra el debate para poder reducir temas burocráticos y dejar fluir el comercio exterior de manera eficiente y más trasparente para todos, y sin bajar los controles.

El primer acuerdo mundial de comercio fue la creación del GATT para bajar los aranceles aduaneros y las barreras que estos generaban. De esta manera el intercambio mundial mejoraba y las cadenas de valor se integraban entre varios países que fabricaban distintas piezas para hacer un producto final.

Ahora bien; el mundo mira la reducción de barreras arancelarias, los controles aduaneros, las demoras en los puertos, y la Argentina adhirió a esa preocupación global. Sin embargo, sigue siendo tan difícil moverse entre puertos y aduanas, con excesivas trabas burocráticas aun cuando se quiere exportar y generar ingreso de divisas al país.

A modo de algún ejemplo práctico, no se utiliza la hidrovía para el tráfico interno (no exportable), porque en nuestra legislación sigue vigente el “removido “o vulgarmente llamado cabotaje. Es decir, que si Pepe de Formosa quiere enviar carbón a Buenos Aires le sale más económico hacerlo por camión que por barco. Esto es así porque según nuestra complicada legislación, tendría que documentar con un despachante de aduanas, requiere un agente marítimo para el transporte, necesita habilitar, padece diferencias en la descarga, multas, sumarios administrativos por declaración inexactas, más multas, adicionales por horarios inhabilites, etc. Aun si se trata de mercadería de libre tránsito por el territorio nacional y que esta misma operación por tren o camión no precisa nada de esto.

El libre tránsito de mercadería ayudaría a llenar los puertos de cereales que bajen por el río y evitaría la saturación de rutas con camiones, esto no es ni más ni menos que poner en marcha lo firmado en la OMC de la cual formamos parte.

Las fuerzas productivas aún no consiguen que alguien analice los extra costos que genera esta vieja normativa, que por otra parte debiera aggiornarse por los cambios tecnológicos actuales. Es casi imposible venderle algún servicio a un buque extranjero fuera de horario, ni hablar un fin de semana o un feriado. El que quiere trabajar no podrá hacerlo ya que todavía rigen horarios para hacer todo y muchas veces los agentes marítimos tienen que suponer qué va a suceder en un par de días y habilitar por las dudas, creando otro sobrecosto absolutamente innecesario máxime en tiempos actuales con tanta virtualidad.

El Acuerdo de Facilitación de Comercio, analiza la ineficiencia mediante diferentes tipos de mediciones como ser modelos de equilibrio general computados o modelos gravitacionales. Esto implica que la ineficacia en el comercio tiene un sobrecosto y puede medirse:

Ineficiencia portuaria: 9,7% (costos por demoras, controles, etc.); mejoras aduaneras: 2 % (removidos, horarios, habilitaciones); comercio electrónico: 2,3%; medio ambiente: 7,3%

Debemos prestar especial atención al Acuerdo de Facilitación de Comercio, y quitar trabas burocráticas portuarias. En los puertos públicos, por ejemplo, se llega en casos a pagarle a una empresa que está inscripta para ingresar un camión de una empresa no inscripta en la administración portuaria, lo cual carece de sentido lógico, genera burocracia o alternativas no acordes al mundo actual. Solo así podremos pensar en reducciones innecesarias que se trasformen en un precio final más competitivo de nuestro producto puesto en destino, con la consiguiente generación de divisas. Fuente: Transport & Cargo.

(*) Martín Maggiori es socio gerente de la empresa de servicios portuarios La Barquita SRL

Fuente: Transport & Cargo, El Cronista