680.000 Hectáreas quemadas, altos valores de gases generados por el fuego y fuertes anomalías en el régimen de lluvias muestran los productos de valor agregado elaborados por la Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas de la CONAE y enviados a diferentes instituciones nacionales y provinciales responsables del manejo de la emergencia.

La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) activó un protocolo de monitoreo satelital de los incendios que afectan a la provincia de Corrientes y región Norte de la Argentina, por el cual se estimó que a la fecha se quemaron 680.000 hectáreas. Otros productos satelitales como los mapas de calidad de aire muestran valores alarmantes de gases generados por el fuego, que impactan sobre la salud humana y el calentamiento global. También se observaron fuertes anomalías en el régimen de lluvias, ocurridas en los últimos años, a partir de estudios realizados con datos de estaciones meteorológicas en Tierra y de satélites desde el Espacio.

Los incendios en Corrientes vistos desde el Espacio

La siguiente imagen, captada el 23 de febrero por el sensor Modis, a bordo del satélite Terra, y procesada por la Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas de la CONAE, muestra el total de la superficie afectada por el fuego en Corrientes. En color rojo se observa la superficie quemada, que alcanzó 680.000 hectáreas. Las áreas negras corresponden a los cuerpos de agua. Al norte se observa el río Paraná.

En el video se puede apreciar la evolución de la superficie quemada (color rojo) en la provincia entre el 1 de enero y el 23 de febrero de 2022, a partir de imágenes captadas por los sensores Modis de los satélites Terra y Aqua; y los sensores Viirs de los satélites NOAA-20 y SNPP.

El objetivo de la Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas de la CONAE es responder operativamente ante la emergencia o alerta temprana, de origen natural o antrópico, con el material satelital disponible en el momento, requerido por otras instituciones o por motivación propia ante una posible amenaza”, explicó Mario Lanfri, responsable del área. En este sentido, informó que en la última década se realizaron unas 174 activaciones, tanto por incendios como por inundaciones, actividad volcánica, e incluso para la búsqueda y el rescate embarcaciones o aviones desaparecidos, entre otros aspectos.

Para la activación sobre los incendios en Corrientes, además de las estimaciones de área quemada, se dieron a conocer otros productos de valor agregado que se distribuyen a instituciones como la Dirección de Análisis para la Reducción del Riesgo de Desastre del Ministerio de Seguridad de la Nación; y la Dirección Nacional del Servicio de Manejo del Fuego, de la Secretaria de Control y Monitoreo Ambiental del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, entre otras.

Calidad de aire

Como parte del monitoreo satelital que activó la CONAE por los incendios, se elaboraron una serie de mapas en base a datos del satélite Sentinel-5p, donde se observan altas emisiones de monóxido de carbono (CO) y de dióxido de nitrógeno (NO2), producto de la quema de vegetación, que impactan sobre la salud humana y el calentamiento global.

“La comparación entre los productos satelitales de 2021 y 2022 resulta impactante”, advirtió María Fernanda García Ferreyra, experta en calidad de aire de la CONAE, que se desempeña en la Unidad de Desarrollo y Soluciones Ambientales y brinda asistencia a la Unidad de Emergencias y Alerta Temprana. El objetivo de esta área es generar información y productos geoespaciales de calidad como respuesta operativa a requerimientos de usuarios en temáticas ambientales.

En los mapas se observa la densidad de la columna atmosférica total de CO acumulada, entre 13 de enero y el 19 de febrero de 2022, que superó los 1,20 moles/m2 sobre una extensa área, contra valores de entre 0,40 y 0,80 registrados en el mismo período de 2021, previo a los incendios.

En el caso del NO2, la densidad de columna troposférica acumulada sobre el territorio afectado fue de 1000 micromol/m2 entre el 13 de enero y el 12 de febrero de 2022, en comparación de los valores de entre 100 y 300 obtenidos un año atrás.

El CO presenta un riesgo para la salud de las personas con enfermedades cardíacas y el NO2 para aquellas con asma. Ambos contaminantes participan de la formación de gases de efecto invernadero, con impacto sobre el calentamiento global. El NO2 también se produce a partir de las emisiones de tránsito vehicular y de la industria, que en el mapa se observan en grandes cantidades sobre Buenos Aires y otros centros urbanos.

Escasez de agua

La CONAE también desarrolló productos basados en datos satelitales y de estaciones meteorológicas de la red Climate Hazards InfraRed Precipitation with Stations (CHIRPS), que muestran la falta de precipitación observada en provincia de Corrientes en los últimos años, como uno de los elementos clave para comprender la expansión del fuego, entre otros factores.

Los gráficos muestran las anomalías mensuales en el régimen de lluvias durante el 2020 y 2021, donde las líneas azules representan valores habituales y las rojas los acumulados mensuales de precipitación promedio para toda la provincia. “Si la línea roja supera a la azul, indica que se acumuló más precipitación de lo normal. En caso contrario, hubo menos precipitación”, explicó Franco Pascualone, profesional de la Unidad de Desarrollo y Soluciones Ambientales, quien elaboró los productos.

Las curvas correspondientes a los años 2020 y 2021 muestran anomalías negativas, es decir que los acumulados se mantuvieron por debajo de los valores normales o habituales. En particular, los meses de diciembre 2021 y enero 2022 estuvieron muy por debajo de lo habitual.

Los mapas muestran la distribución espacial y los valores acumulados de precipitación (verde-amarillo) y la anomalía porcentual correspondiente (rojo) para el mes de enero de 2022. El mapa de precipitación mensual acumulada muestra que al Norte de Corrientes llovió entre 10 a 20 mm y al Sur casi 100 mm, lo cual se ve reflejado en el mapa de anomalía, en tonos más claros con lluvias cercanas a lo normal al Sur, y muy rojo al Norte, donde llovió menos.