El desplome del puente Francis Scott Key en Baltimore, causado por la colisión de un buque que perdió el control, ha resultado en una operación de rescate y recuperación de una magnitud sin precedentes.

El jueves por la noche, una grúa de mil toneladas fue desplegada en el sitio del desastre, seguida por otra de 400 toneladas el sábado. Estas grúas están dedicadas a retirar los pesados escombros que incluyen metal y hormigón del puente y del buque implicado, facilitando así las operaciones de búsqueda y rescate en curso.

Los desafíos son enormes. Los buzos, enfrentando una visibilidad casi nula, trabajan en condiciones extremas para localizar a los desaparecidos entre los restos. “Los buzos ni siquiera pueden ver sus propias manos”, explicó Donald Gibbons, un instructor de buceo. “Es un entorno increíblemente difícil para llevar a cabo estas operaciones“.

El accidente no solo ha afectado profundamente a la comunidad local, con al menos dos víctimas mortales confirmadas, sino que también ha paralizado las actividades marítimas en el puerto de Baltimore. El tráfico marítimo permanece suspendido, aunque el transporte por camión continúa operativo en las terminales.

La Casa Blanca ha anunciado la asignación de una partida de emergencia de 60 millones de dólares para iniciar la reconstrucción del puente. Este fondo, transferido al Departamento de Transporte de Maryland, cubrirá los costos iniciales de las labores de limpieza y reparación de emergencia. “Este es solo el comienzo del trabajo urgente que se necesita“, afirmó Pete Buttigieg, Secretario de Transporte de los Estados Unidos. “Reconstruir esta infraestructura esencial no será rápido, fácil, ni barato“.

La reconstrucción del puente Francis Scott Key ha sido declarada como una prioridad, no solo para restaurar la vital conexión de transporte, sino también para sanar una comunidad profundamente afectada por esta tragedia. 

Con información de EFE