Más de u$s 269.000 millones serán destinados a los distintos modos de transporte, y a la reparación y construcción de rutas, autopistas y puentes en Estados Unidos

Por Agustín Barletti

Con apoyo bipartidista, la Cámara Baja de Estados Unidos aprobó el plan de infraestructura de u$s 1,2 billones impulsado por el presidente, Joe Biden. El proyecto, que ya había sorteado el Senado, quedó aprobado con 228 votos a favor y 206 en contra, por lo que solo precisa la promulgación de la Casa Blanca.

Si bien los demócratas poseen mayoría en la Cámara Baja, requirieron el voto de 13 republicanos ante la oposición de varios de sus legisladores del ala progresista.

De todos modos, este plan es sustancialmente menor al paquete inicial presentado por Biden en marzo pasado por u$s 2,25 billones.

“Esta ley es para todos aquellos que sienten que los han dejado atrás y que fueron olvidados por una economía que cambia tan rápidamente.Es un proyecto para la clase obrera con el objetivo de reconstruir a Estados Unidos y debería haberse aprobado hace mucho tiempo”, subrayó Biden.

El mandatario aseguró que el proyecto permitirá crear miles de puestos de trabajos y ayudará a bajar la inflación, actualmente del 5,4%, la peor en 13 años.

Sin lugar a dudas, el plan de infraestructura le ayudará a Estados Unidos a ganar mayor competitividad y a ratificar su posición como líder mundial.

Del total, más de u$s 269.000 millones serán destinados al sector transporte y logística. 

Autopistas, rutas y puentes: u$s 110.000 millones

Según estudios de la Casa Blanca, casi 280.000 kilómetros de calles y rutas principales de Norteamérica y 45.000 puentes están en mal estado. Por ello, los estadounidenses pierden en las ciudades más de 8.800 millones de horas en el tráfico cada año, a un promedio de 54 horas al año por usuario. 

Este rubro se lleva la tajada más grande del presupuesto disponible de esta Ley de Infraestructura, con un total de u$s 110.000 millones. De ellos, u$s 40.000 millones van destinados a la reparación, reemplazo o rehabilitación de puentes. Este será el más grande desembolso en ese rubro desde la construcción del sistema nacional de carreteras en la década del 50.

Asimismo, se consagran u$s 11.000 millones para la seguridad del transporte, incluido un programa para ayudar a los estados y localidades a reducir los choques y las muertes, especialmente de ciclistas y peatones. También hay u$s 1.000 millones para reconectar comunidades que han quedado divididas por rutas y otras infraestructuras.

Puertos y aeropuertos: u$s $42.000 millones

Se asignan u$s 17.000 millones en infraestructura portuaria, con un claro apoyo presupuestario para el Cuerpo de Ingenieros del Ejército que lleva a cabo las tareas de dragado en todos los puertos y vías navegables del país. 

Con u$s 25.000 millones para aeropuertos, se apunta a mejorar las pistas, puertas y cintas de rodaje, así como las antiguas terminales y torres de control de tráfico aéreo. 

El objetivo de este rubro es resolver los actuales inconvenientes derivados de la congestión, además de reducir la congestión y las emisiones, y promover la electrificación y otras tecnologías bajas en carbono, según la Casa Blanca.

Ferrocarril de carga y pasajeros: u$s 66.000 millones

Además de la inversión en transporte público, el ferrocarril de pasajeros y cargas tiene su financiación aparte de u$s 66.000 millones. Es para mejorar y actualizar a Amtrak, la red estatal interurbana de trenes de pasajeros y carga. Con más de 19.000 empleados, la red nacional de Amtrak posee 35.000 kilómetros de vías que conectan 500 ciudades en 46 estados norteamericanos, y algunos de sus trayectos llegan incluso a Canadá.

Se invertirá fuertemente en emprendimientos de alta velocidad en todo el Medio Oeste y el Gran Oeste que conectarán las costas, abriendo nuevos accesos más accesibles para los usuarios. También se respaldarán proyectos de carga, incluido un puente de tránsito ferroviario y de camiones que una Oregón con el estado de Washington, y el proyecto “Create” de Chicago, que reducirá a la mitad los tiempos de tránsito para las mercaderías que se mueven en todo el país. Al mismo tiempo, se actuará con Amtrak y las empresas privadas de transporte de carga para electrificar aún más el sistema ferroviario, reduciendo las emisiones de combustible diésel.

El plan incluye asimismo u$s 12.000 millones en subsidios para servicios ferroviarios interurbanos, y fondos para la seguridad de los trenes de carga.

Si bien Biden había solicitado u$s 80.000 millones para este sector, el monto obtenido sigue siendo la inversión más importante del último medio siglo, de acuerdo a los datos de la Casa Blanca.

Transporte público: u$s 39.000 millones

Fuera de las grandes ciudades, la mayoría de los estadounidenses no tienen acceso a transporte público confiable y de alta calidad. Como resultado, los trabajadores y sus familias dependen de los automóviles, que pueden ser una gran carga financiera, obstruyen las carreteras y, junto con los camiones, aumentan significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero. El objetivo de esta inversión es que para 2030, todos los que vivan en municipios de más de 100 mil personas, dispongan de un transporte público de calidad.

Se trabajará de tal manera en expandir los sistemas de transporte, mejorar la accesibilidad para las personas mayores y discapacitadas y proporcionar financiación a los gobiernos estatales y locales para comprar micros de cero o bajas emisiones.

El Departamento de Transporte estima que las reparaciones abarcarán más de 24.000 colectivos, 5.000 vagones de ferrocarril, 200 estaciones y miles de kilómetros de vías y sistemas de energía.

Biden había solicitado inicialmente u$s 85.000 millones para este sector, aunque la suma aprobada por el Congreso sigue siendo colosal.

Vehículos eléctricos: u$s 12.500 millones

Del total aprobado, u$s 7.500 millones irán para estaciones de carga de vehículos eléctricos (hoy existen solo 43.000 en todo el país), una necesidad para acelerar el uso masivo de este modo de transporte en posibilidad de reducir emisiones de carbono. Desde la casa Blanca avisaron que el plan es que para 2030 la mitad de los autos nuevos en el país sean eléctricos.

La ley también consagra u$s 5.000 millones para la compra de micros escolares eléctricos e híbridos para todo el país.

Se trabajará al mismo tiempo en lanzar una nueva generación de camiones, buques y aviones con bajas emisiones de carbono. Para ello, se invertirá en investigación e innovación de energía limpia a partir de un programa federal centrado en reducir aún más el costo de los biocombustibles; aumentando su densidad de energía; y el desarrollo de motores más eficientes para mantener el comercio mundial en movimiento y alcanzar el objetivo de cero emisiones en el año 2050. Fuente: Transport & Cargo