Argentina hace historia en la Antártida con la construcción de una nueva estructura habitacional en la base Petrel, destinada a reforzar su presencia y compromiso científico en el continente blanco. Un ambicioso proyecto de construcción liderado por el astillero estatal Tandanor.
Este desarrollo, no solo testimonia el avance tecnológico y la resiliencia ante los desafíos climáticos extremos, sino que también reafirma la soberanía argentina en la Antártida. La estructura, compuesta por seis módulos que suman un total de 800 metros cuadrados y pesan aproximadamente 300 toneladas, fue diseñada para resistir las adversas condiciones antárticas.
El ingeniero naval y mecánico José Luis Oca, a cargo del sector Infraestructura de la dirección de Infraestructura y Construcción de Tandanor, entrevistado por Télam dijo “Lo que estamos desarrollando en Petrel es la casa habitable que va a ser ocupada por los científicos y el personal que presta servicio en cada campaña, es una estructura de seis módulos de los cuáles se colocaron los cimientos y, este verano, está previsto construir el primero, se trata de una construcción de 800 metros cuadrados cubiertos, compuesta de miles de piezas que en total pesan más de 300 toneladas”.
José Luis Oca coordinó la primera etapa de este monumental proyecto. Su labor, que comenzó con el establecimiento de los cimientos durante la campaña antártica del año pasado, continúa este verano con la instalación de las primeras estructuras habitables.
“La nueva estructura de Petrel tomó en cuenta todas las innovaciones tecnológicas de las últimas décadas y todo el conocimiento científico sobre las condiciones climáticas y geográficas de la Antártida que se produjo en este tiempo, y también estudiamos los proyectos de países que construyeron bases antárticas en los últimos años; con todo eso se consolidó un diseño que, además, tuvo en cuenta particularidades de la idiosincrasia argentina que, quizá, no se contemplan en bases de otros países, como por ejemplo una buena cantidad de metros cuadrados en cada ambiente para que quienes deban pasar varios meses en su interior cuenten con mayor comodidad” expresó a Télam el ingeniero de Tandanor.
Transportada por el rompehielos Almirante Irízar desde Ushuaia, esta construcción es el resultado de un meticuloso trabajo de ingeniería que incorpora acero de alta resistencia y tecnologías de vanguardia para garantizar su durabilidad y eficacia en uno de los entornos más inhóspitos de la Tierra.
Este proyecto no solo busca proporcionar un espacio cómodo y seguro para los científicos y el personal que participa en las campañas antárticas, sino que también planea convertir a la base Petrel en un nodo multimodal esencial para la proyección argentina hacia el Polo Sur. Con instalaciones que incluyen dos pistas de aterrizaje y un muelle de carga, Petrel se posicionará como un centro vital para la ciencia, la respuesta a emergencias y la cooperación internacional en la Antártida.
El general de Brigada Edgar Calandín, jefe del Comando Conjunto Antártico, subrayó la importancia de este proyecto para el avance científico y tecnológico en la región, así como para el ejercicio de soberanía nacional. Además, destacó los planes futuros que incluyen la adquisición de nuevos medios de transporte y el desarrollo de infraestructura en otras bases antárticas, como Carlini y Brown, y la promoción de la participación civil a través del turismo y otras actividades sostenibles.
“Hoy la Argentina está rediseñando su política antártica y eso se va a materializar en breve con una nueva directiva de política antártica, que tiene como centro de gravedad la investigación, el desarrollo y la evolución, esto va a permitir que concretemos un nuevo plan director de evolución con una búsqueda de integración cooperativa de todas las agencias del estado como expresión de soberanía”, afirmó Calandín.
En un momento en que Argentina rediseña su política antártica, este proyecto de la base Petrel simboliza un compromiso renovado con la investigación, el desarrollo y la integración cooperativa. La construcción de esta nueva instalación no solo representa un avance en la infraestructura física, sino que también refleja la evolución de los cimientos institucionales y sociales de la presencia argentina en la Antártida, abriendo un nuevo capítulo en la historia de exploración y soberanía del país en el continente helado.