Una obra estratégica que conectará la Cuenca Neuquina con el Atlántico y redefinirá la logística energética argentina

Redacción GlobalPorts

En la localidad de Punta Colorada, provincia de Río Negro, se desarrolla la obra de la terminal de Vaca Muerta Sur, considerada una de las infraestructuras energéticas más relevantes en ejecución en el país. El proyecto busca mejorar la logística de transporte y exportación del petróleo producido en la Cuenca Neuquina, conectándolo de manera directa con la costa atlántica.

El complejo ocupará unas 250 hectáreas e incluirá tanques de almacenamiento de gran escala. En su primera fase se construirán tres tanques —dos operativos y uno de reserva— con capacidad unitaria de 120.000 metros cúbicos, y está prevista la posibilidad de ampliar el sistema hasta seis unidades.

La terminal se conectará mediante un oleoducto de 437 kilómetros que unirá Allen con la costa de Punta Colorada. El Oleoducto Vaca Muerta Sur, actualmente con un tercio de avance, incluirá tres estaciones de bombeo intermedias y permitirá transportar hasta 700.000 barriles diarios.

Desde la costa, el crudo será despachado a buques mediante un sistema de monoboyas ubicadas a ocho kilómetros del litoral, diseñadas para operar con embarcaciones de gran porte —de hasta dos millones de barriles de capacidad—. Este esquema permitirá reducir etapas intermedias de traslado y habilitar exportaciones directas hacia los mercados internacionales.

La inversión estimada para la obra asciende a unos 440 millones de dólares. Los trabajos están a cargo de empresas especializadas en ingeniería y construcción —entre ellas MilicicCB&I y Técnicas Reunidas—, con tareas que abarcan movimientos de suelo, instalación de tanques, tendido de ductos y obras complementarias para servicios industriales y accesos.

En Allen también se construyen tanques de 55.000 m³, vinculados al sistema de Oldelval, que funcionarán como punto de acopio y regulación antes del transporte hacia la terminal marítima.

Según las estimaciones iniciales, la terminal podría comenzar a operar hacia fines de 2026, aunque su desarrollo está condicionado por factores técnicos, ambientales y logísticos. Entre los desafíos principales se destacan la ejecución del ducto en zonas de complejidad geográfica, la instalación de las monoboyas en el entorno marítimo y la coordinación operativa entre las distintas etapas del sistema.

Los especialistas consultados señalan que, una vez en funcionamiento, la terminal permitiría incrementar significativamente la capacidad de evacuación del petróleo neuquino y optimizar su salida al Atlántico. Sin embargo, advierten que el proyecto deberá garantizar un equilibrio entre eficiencia operativa, control ambiental y sostenibilidad económica a largo plazo.

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