La sequía que ha provocado problemas de tránsito en el Canal de Panamá podría convertirse en una crisis para el transporte global.  Buques hacia el pacífico de Sur América están optando por el Estrecho de Magallanes como ruta alternativa.

El canal, una arteria crítica para el comercio marítimo, enfrenta una situación que obliga a los barcos a buscar rutas alternativas. Este cambio se evidencia en el caso del petrolero Cururo, que ha optado por un trayecto significativamente más largo y costoso. 

Los petroleros que usualmente viajan a América del Sur están cruzando el Atlántico hacia Europa, mientras que los barcos de Asia están tomando rutas más largas hacia América del Sur. Además, se ha observado que los flujos de diésel de EE. UU. están siendo redirigidos cada vez más hacia Europa, en lugar de América del Sur.

Uno de los impactos directos de este cambio es la disminución en el suministro de gasolina estadounidense a la costa oeste de América del Sur, especialmente a Chile. Matt Smith, analista de Kpler, sugiere que Chile podría empezar a importar gasolina de Asia como alternativa.  Esta situación también está provocando un incremento en la actividad de envío medida por toneladas-milla y un aumento en las tasas de flete. 

El análisis de Kpler, una firma de inteligencia de mercado, indica que la baja en los niveles de agua del canal podría extenderse hasta 2024. Esto significa una reestructuración prolongada en el comercio y el flujo de productos, afectando a compañías navieras, transportistas y, finalmente, a los consumidores.

Recientemente, el petrolero Cururo en lugar de cruzar el Canal de Panamá en su ruta de Houston a Chile, optó por navegar por la costa atlántica de América del Sur, cruzando el Estrecho de Magallanes para llegar al Pacífico. Este desvío aumenta el viaje de los habituales 23 días a unos 32, y la distancia recorrida de menos de 5.000 millas náuticas a más de 10.000.

Este fenómeno no se limita al Cururo. Otros buques, como Green Sky y High Loyalty, también han modificado sus rutas para evitar el canal. Estos cambios no solo implican mayores tiempos y distancias, sino también un aumento significativo en los costos de combustible y las emisiones relacionadas, impactando directamente a armadores y gerentes de flotas.

Los problemas en el Canal de Panamá están generando un cambio significativo en los patrones de comercio y transporte marítimo, con consecuencias económicas y ambientales que podrían extenderse en los próximos años.