La región amazónica de Brasil enfrenta una de las peores sequías registradas, afectando de manera significativa los cauces de sus principales ríos y, en consecuencia, interrumpiendo el tráfico de barcos y elevando los costos del transporte fluvial. 

La situación crítica, centrada cerca de Manaos, capital del estado de Amazonas, no solo amenaza la ecología local y los medios de vida de las comunidades, sino que también pone en peligro las próximas exportaciones de maíz, vital para la economía del país.

Un equipo de trabajo humanitario ha sido desplegado por el gobierno federal, ya que la inusitada sequedad y las elevadas temperaturas han mermado el acceso a alimentos y agua potable para las comunidades locales, así como provocado muertes masivas de fauna acuática. Paralelamente, funcionarios gubernamentales alertan sobre la posible interrupción de las exportaciones de granos debido al progresivo descenso de los niveles de los ríos.

La preocupación se cierne sobre parte de la cosecha de maíz, cuyo envío aún tomará dos o tres meses más”, compartió el Ministerio de Agricultura en una reciente declaración.

Los estragos de la sequía se centran particularmente en el oeste de Manaos, mientras que sectores del bajo Amazonas y el río Tapajos mantienen condiciones relativamente estables. 

La navegación en afluentes superiores del Amazonas, comúnmente ya desafiante en la estación seca, se ha convertido en una empresa especialmente ardua este año.

La navegabilidad del río Madeira, un punto neurálgico para las rutas de barcazas entre Porto Velho e Itacoatiara, operadas por empresas como Cargill, Bunge y Amaggi, permanece funcional, aunque las cargas de las barcazas se están reduciendo de forma precautoria, según informes gubernamentales.

A su vez, Thiago Pera, coordinador de investigación logística de ESALQ-LOG, destaca que si bien la cosecha de soja brasileña ya ha sido exportada, las condiciones podrían complicarse para el maíz, cuya segunda cosecha de este año podría verse significativamente afectada por las presentes condiciones.

Por otro lado, Fabio Schettino, CEO de Hidrovias do Brasil, no ha observado impactos en sus rutas a lo largo de los Tapajos. Sin embargo, advierte que las presentes condiciones climáticas pueden retrasar la temporada de lluvias, generalmente iniciada en noviembre, por “semanas o un mes“, viendo este fenómeno climático como una variación anual y no como un “cambio estructural”.

La sequía en la región amazónica, la peor registrada hasta el momento según Gilvan Sampaio, meteorólogo de la agencia espacial brasileña INPE, podría extenderse hasta 2024 si “El Niño” intensifica su actividad en el Pacífico y no ocurre un enfriamiento de las aguas tropicales en el Atlántico Norte.

Los exportadores de granos de Brasil, que también dependen de los puertos del sur y sureste para exportar soja y maíz, mantienen, por el momento, sus perspectivas de sólidas exportaciones este año. Sin embargo, Sergio Mendes, jefe de la ANEC, alerta que el clima todavía puede amenazar los cultivos.

Finalmente, el Ministerio de Agricultura advierte que, a menos que se observen aumentos correspondientes en los precios globales, el alza de los costos de envío en Brasil podría presionar a agricultores y comerciantes locales, aunque recalca que “hasta ahora no vemos este impacto“.

Con información de Reuters