Sergio Federovisky, secretario de Control y Monitoreo Ambiental, quien dio detalles sobre los factores ambientales que confluyen y dan lugar a la situación vigente. También aportó información sobre la problemática la secretaria de Política Ambiental, Florencia Gómez.

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación brindó precisiones sobre los aspectos ambientales que motivan la bajante histórica del río Paraná. Lo hizo el secretario de Control y Monitoreo Ambiental de la cartera, Sergio Federovisky, quien aclaró que “en este momento específico no está comprometido el suministro de agua”.

Lo que está pasando es típicamente un problema ambiental”, explicó Federovisky y agregó: “Es un problema multicausal donde intervienen varios elementos que confluyen. En la misma dirección, advirtió que la intensa sequía del Paraná “es un evento extremo que tiene origen en el cambio climático y es acentuado por la desforestación en la cuenca y la reducción de los humedales.

Por su parte, Florencia Gómez, secretaria de Política Ambiental en Recursos Naturales, expresó: “Lo que estamos haciendo es seguir muy de cerca la situación. Tengamos en cuenta que se trata de una bajante extraordinaria, porque no hubo otras de esta magnitud desde 1944 y 1971. También amplió: “En ningún momento se habían producido bajantes de estas características que hubieran durado tanto tiempo. De hecho, llevamos unos 20 meses con esta situación”.

Lo que estamos viendo es la expresión más cabal de un problema ambiental agudo”, retomó Federovisky y mencionó que se trata de una de las consecuencias “más anunciadas y más dramáticas del calentamiento global, que es la agudización de los extremos climáticos”. “Hay un detonador que es la crisis climática, pero nada de lo que está ocurriendo pasaría solo por esta cuestión”, precisó y puntualizó que se trata de “una sequía muy pronunciada de este año y del anterior en la cuenca alta del río Paraná en Brasil, principalmente en el Mato Grosso y en las adyacencias del Amazonas”. También detalló que esto presenta “una persistencia en el tiempo muy importante, que hace que naturalmente descienda el nivel de los afluentes, luego del Paraná y del resto de los ríos que componen la cuenca del Plata en su conjunto”.

Sobre la aparición de elementos que convergen e influyen, el funcionario identificó “la deforestación en las cuencas altas que afectan los ríos”, así como “las dificultades para la regulación de caudales de la cantidad de represas que hay sobre el río Paraná, principalmente del lado de Brasil”. También se refirió a “la desaparición física de buena parte de los humedales de la zona del litoral argentino” como otro factor de influencia, dado que estas zonas tienen “una misión natural, que es la de funcionar como esponjas», en el sentido de “liberar cuando sobra y retener cuando falta”. “Ante la falta de agua, si el humedal no está, que es lo que estamos viendo ahora, no hay nada que la esté reteniendo y soltando cuando es necesaria”, precisó.

Gómez manifestó sobre la situación: “Hay que ser más cuidadosos con el consumo de agua”, aunque indicó que el compromiso no es solo para la ciudadanía, sino que también involucra “reducir la cantidad de residuos que se vierten” y explicó que “hay menos agua en la que se puedan diluir los residuos y el material orgánico”.

Federovisky reconoció, por su parte, que “esto que históricamente podía considerarse un evento único, casual, que ocurriera cada siglo y medio, es muy posible que se repita más asiduamente debido al escenario que plantea el calentamiento global”. En tal sentido, indicó que “lo que se puede hacer es tratar de morigerar aquellos factores que acentúan el efecto original de la sequía”. “Nosotros estamos trabajando en detener la deforestación en las altas cuencas”, afirmó, a lo que sumó: “Debemos trabajar en morigerar los impactos del cambio climático a nivel local”. “El gran desafío para países como la Argentina, en la cuestión del calentamiento global, es la adaptabilidad. Es decir, cómo generamos condiciones sociales, económicas y productivas para un escenario que probablemente sea irreversible”, explicó.

En tal sentido, el secretario recalcó que, “en lugar de atacar solo frente a la emergencia, que es lo que estamos haciendo hoy con gran responsabilidad, debemos también proyectar, para un futuro no muy lejano e identificar qué parámetros de adaptación de la sociedad y del medio productivo tenemos que generar”.

Por otro lado, indicó que, si bien “los incendios forestales se ven favorecidos por la sequía, estamos cambiando algunas cosas”. En tal sentido, en relación con el Servicio Nacional de Manejo del Fuego, señaló que “tiene siete veces más presupuesto que el año pasado. Estamos instalando en Entre Ríos y Santa Fe cámaras de detección de humo y calor por primera vez en la historia del país para poder detectar de manera temprana los incendios”.

Federovisky finalizó al asegurar: “Hay un debate que nos debemos”, y fundamentó que se trata de ver “cómo desarrollar económicamente al país sin provocar daños de este calibre”. En tanto, Gómez agregó: “Necesitamos adaptarnos a los procesos de cambio climático, detener la deforestación, proteger los humedales”, así como también “reducir los impactos de las actividades humanas, por ejemplo, en términos de los residuos que se vuelcan a los ríos”.