Uruguay busca acelerar las tratativas para firmar un acuerdo de libre comercio con China, pero encuentra oposición entre sus socios del Mercosur.

Uruguay se acerca cada vez más a China. Tanto, que busca sellar un acuerdo de libre comercio con el gigante asiático. Pero sus socios del Mercosur no ven estas negociaciones con buenos ojos.

Un acuerdo de libre comercio con China “sería beneficioso para Uruguay: así lo confirman diversos estudios de impacto”, asegura a DW Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay. “Uruguay es una economía muy pequeña, con altos niveles de competitividad en el sector agroindustrial y en algunos sectores de servicios. En este sentido, el comercio con China es complementario”, explica.

“Un acuerdo con China significaría mucho para Uruguay, porque para China un TLC (Tratado de libre comercio) no es solo comercio, sino un paso más en una relación que puede habilitar otras formas de cooperación como, por ejemplo, inversiones”, remarca.

Y hay también cuestiones geopolíticas: “Uruguay, dada su condición de país pequeño, necesita mantener diálogo con todas las potencias mundiales”, lo cual resulta “clave para equilibrar las diferencias comerciales o políticas que pueden sucederse en tiempos de incertidumbre a nivel internacional”, sostiene, también desde Uruguay, Andrés Raggio, investigador asociado en Asuntos Asiáticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, Secretaría General.

Las críticas de sus socios

Sus socios del Mercosur, sin embargo, no comparten la visión de Uruguay y avizoran tiempos aciagos para el bloque, en caso de concretarse el mentado acuerdo.

Un acuerdo bilateral de Uruguay con China implicaría la ruptura de Uruguay con el Mercosur tal como lo conocemos”, afirma el argentino Pablo Bertin, coordinador del grupo de trabajo del Mercosur del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, CARI.

Y, en este sentido, critica el accionar de Uruguay: “No ayuda a las formas de cómo encarar y cooperar en las negociaciones con terceros países entre los miembros del bloque”. “Si bien las asimetrías estructurales entre los países miembros en términos de sus diferencias de tamaño de mercado, estructura productiva e inserción dentro del comercio internacional existen, no es la manera de expresarlas”, afirma.

Lo ideal sería firmar un acuerdo de comercio, no de libre comercio, entre los cuatro socios del Mercosur y China, lo que le daría un mayor volumen a la relación comercial, y un mayor poder de negociación al grupo con China”, apunta, por su parte, el profesor argentino Eduardo Daniel Oviedo, reconocido experto en la materia, bilingüe español-chino.

China es un actor muy importante, que ha cambiado la fisonomía del Mercosur”, contextualiza. “A partir de la irrupción de China, se ha debilitado el comercio intrarregional entre los países”, detalla el autor del libro “Relaciones internacionales en tiempos de auge chino y declive argentino”.

“A Uruguay le gustaría estar con un pie en el Mercosur y con otro en el Tratado de Libre Comercio con China”, grafica Oviedo en diálogo con este medio, “pero en algún momento, va a tener que tomar una decisión, es decir, seguir hacia la firma del Tratado de libre comercio y la ruptura con el Mercosur, o simplemente dejar (la firma del Acuerdo) en la nada, así como dejó en otra oportunidad el acuerdo con Estados Unidos”, analiza el experto rosarino, y concluye: “Uruguay tiene que optar”.

El caso de Chile

Distinta es la visión desde Chile, país que ostenta el estatus de “Estado asociado” del Mercosur (y no de “miembro pleno”), y desde el año 2006 tiene un Tratado de Libre Comercio con China.

“El Acuerdo de Libre Comercio consolidó la presencia comercial chilena en la región Asia-Pacífico”, evalúa positivamente el experto chileno Raúl Bernal-Meza, profesor titular de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, en Argentina, consultado por DW.

El balance para Chile, más allá de los aspectos económicos, consiste en tener la experiencia y ser un ejemplo de negociación y acuerdos de comercio y cooperación con la segunda economía del mundo, durante veinte años”, destaca también. Y “a pesar de la enorme diferencia en poderío económico, China ha mirado a Chile como un país que le ha servido para su expansión global”, asegura.

El caso chileno es, de hecho, un eventual espejo en el que Uruguay podría mirarse. Sin “remordimientos”, incluso, a saber por el accionar de sus socios mayores: “Los dos países grandes, Brasil y Argentina, saben que desde hace diez años Uruguay acarrea déficits comerciales con los dos, y ninguno ha propuesto medidas para compensar esa situación”, puntualiza el profesor chileno.

Para seguir los ritmos de desarrollo que imaginamos para Uruguay, el proceso de apertura es clave, y los socios deben darle un poco de aire y libertad a mi país”, pide, en el mismo sentido, Bartesaghi, desde Montevideo.

Y lejos de la destrucción del bloque, augura: “Pienso que, por el contrario, este acuerdo terminaría despertando al Mercosur de su largo letargo”.

Fuente: DW