El puerto chaqueño fortalece su infraestructura y se posiciona como alternativa logística para Paraguay, en medio de una flexibilización del cabotaje nacional que ha generado controversias.
Por Violeta García, GlobalPorts
Mientras el Puerto de Barranqueras avanza en su proceso de reactivación, posicionándose como una alternativa clave para el comercio fluvial entre Argentina y Paraguay, el reciente decreto nacional que habilita a embarcaciones extranjeras a operar en el cabotaje argentino genera distintas miradas en el sector logístico nacional.
La administradora general del puerto, Alicia Digiuni de Azula, explicó que se están ejecutando obras fundamentales para mejorar la operatividad: “Encontramos un puerto abandonado. Lo primero que hicimos fue limpiarlo, emprolijarlo y hacerlo agradable a la visión”. En paralelo, se desarrollan tareas de dragado sobre el riacho Barranqueras, en un tramo de 7 kilómetros hasta el muelle de YPF, clave para garantizar el ingreso de barcazas.
También se avanza en la recuperación de equipamiento operativo, como grúas y maquinaria pesada. “Estamos por firmar el contrato con la empresa Liebherr para recuperar las máquinas que están paradas desde hace más de dos años”, detalló Digiuni de Azula.
Estas mejoras coinciden con un renovado interés regional. El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) de Paraguay ve en el puerto de Barranqueras una alternativa eficiente y cercana para su comercio fluvial, dada su ubicación estratégica en el kilómetro 1.198 de la Hidrovía Paraná-Paraguay, a unos 350 km de Asunción por vía fluvial.

Reunión entre el director de la Marina Mercante del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), Patricio Ortega, y la administradora general del Puerto Barranqueras, Alicia Digiuni de Azula.
Un decreto que abre el juego, pero también inquieta
La posibilidad de que embarcaciones paraguayas operen en puertos argentinos se enmarca en un decreto que flexibiliza el régimen de cabotaje, permitiendo a buques extranjeros transportar carga entre puertos nacionales, algo hasta ahora restringido a la marina mercante argentina.
Esta apertura genera expectativas positivas para puertos del interior como Barranqueras, pero también despierta preocupación entre armadores y trabajadores argentinos que ven amenazada la competitividad de la flota de bandera nacional. Esta es una situación compleja, con aspectos positivos y desafíos.
Por un lado, la integración logística regional y la reactivación de puertos como Barranqueras son procesos valiosos y necesarios. Por el otro, resulta legítima la inquietud del sector logístico nacional ante una medida que podría profundizar la pérdida de actividad para los buques argentinos, ya golpeados por años de competencia desigual.
Lo que sí parece claro es que el Puerto de Barranqueras está sabiendo leer el contexto y aprovechar una oportunidad concreta para recuperar protagonismo. Y en un país donde muchas veces se desaprovechan las infraestructuras estratégicas, eso también debe ponerse en valor.



























