Las negociaciones sobre un tratado para poner fin a la contaminación por plásticos se encuentran estancadas en la segunda ronda de discusiones llevada a cabo en la sede de la UNESCO.

Los representantes de 175 países han sido incapaces de finalizar el texto, ya que Arabia Saudita, varios países del Golfo Pérsico, Rusia, China e India se niegan a votar por mayoría de dos tercios sin alcanzar un consenso. Esta situación reduce el tiempo disponible para establecer los primeros borradores de un acuerdo y también ha dado lugar a diferentes perspectivas sobre el fondo del tema.

El plástico desempeña un papel fundamental en nuestra vida cotidiana, siendo principalmente utilizado en envases (44% de los usos), así como en productos electrónicos, automóviles e incluso construcciones, donde representa el 18% de los usos. 

Según la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), se estima que el comercio mundial de plásticos genera 1 billón de dólares al año, lo que equivale al 5% del comercio mundial de mercancías.

En términos cuantitativos, la UNCTAD estima que se comercializarán 369 millones de toneladas de plástico en todo el mundo en 2021. Esta cantidad equivaldría a “más de 18 millones de camiones” o “una cola que daría la vuelta al mundo 13 veces“.

De acuerdo con los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la producción de plástico en 2019 alcanzó las 460 millones de toneladas, habiéndose duplicado en los últimos 20 años, mientras que la generación de residuos ha aumentado aún más rápidamente.

¿Quiénes son los principales productores y vendedores?

Según Plastic Europe, China producirá aproximadamente un tercio de todos los plásticos provenientes de la polimerización y el reciclaje en 2021. Además, según la UNCTAD, China también es el principal importador de plásticos primarios y el mayor exportador de productos manufacturados intermedios.

Estados Unidos, el mayor consumidor per cápita de plástico en el mundo, lidera las exportaciones de plásticos primarios junto con la Unión Europea, Corea del Sur y Arabia Saudita.

A pesar de esta convergencia, existen diferencias de opinión en las negociaciones. La Unión Europea forma parte de la “Coalición de Gran Ambición”, un grupo compuesto por 56 países liderados por Ruanda y Noruega, que aboga principalmente por reducir la producción de plástico.

Estados Unidos, donde la industria del plástico genera miles de millones de dólares, y China se centran más en el reciclaje, una estrategia criticada por algunas ONGs que consideran que fomenta el consumo, a pesar de que dos tercios de la producción de plástico tienen una vida útil corta.

Arabia Saudita y los países de la OPEP también apoyan el reciclaje, ya que enfrentan desafíos en la transición energética y ven en esta práctica una forma de proteger aún más su industria petroquímica. Países productores de petróleo como Canadá y Noruega también son miembros de la Coalición de Gran Ambición.

Aunque el plástico reporta beneficios a las empresas, también implica costos para la sociedad

Determinar estos costos no es una tarea sencilla, ya que las estimaciones varían según los estudios y los métodos de cálculo utilizados. Según el WWF, el costo de la gestión del plástico para la sociedad, el medio ambiente y la economía fue de aproximadamente 3,7 billones de dólares en 2019, superando el PIB de la India. Sin embargo, la ONG reconoce que existe un margen de error considerable en esta cifra. Una parte importante de esta suma está relacionada con la contaminación marina.

El WWF también estima que los daños causados por los gases de efecto invernadero emitidos durante el ciclo de vida de los productos de plástico alcanzan los 171.000 millones de dólares.

Enfoques vinculados al costo de las soluciones, como los presentados por el Centro de Culturas, Entornos, Ártico, Representaciones y Clima (CEARC), indican que la limpieza de los ecosistemas, la reducción de la producción y la sustitución por productos alternativos podrían tener un costo estimado de entre 12.000 y 18.000 billones de dólares durante el período 2016-2040. Sin embargo, el investigador Mateo Cordier, del Cearc en la Université Saint-Quentin en Yvelines-Université Paris Saclay, admite que esta cifra probablemente está sobrestimada, ya que no tiene en cuenta los ingresos generados por estas soluciones.

Las soluciones alternativas pueden representar una oportunidad.

El desarrollo de materiales sustitutivos, como el bambú, los plátanos y las algas, presenta un gran potencial en este mercado, según la UNCTAD. En 2020, el comercio de sustitutos del plástico y sus productos representaba solo un tercio del comercio de productos plásticos fabricados a partir de combustibles fósiles en términos de valor.

La UNCTAD insta a eliminar las barreras que existen, por ejemplo, gravando menos las pajitas de plástico en comparación con las de papel. Sin embargo, ZeroWasteFrance advierte que “sustituir completamente el plástico, sin cuestionar el uso único, podría tener efectos contraproducentes”.

En un informe reciente, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente aboga por una transición hacia una economía circular y propone que los productores sean responsables de la eliminación de los microplásticos.

Estos cambios sistémicos generarían empleos, especialmente en países de bajos ingresos. Para lograrlo, se requiere inversión, aunque el costo de la acción (65.000 millones de dólares al año) sería mucho menor que el costo de la inacción (113.000 millones de dólares al año).