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Gabriel Di Giovannantonio, Country Manager de Cargill en Uruguay, en una entrevista a El País, propone medidas para mejorar la competitividad del sector agrícola y logístico Uruguay.
En un contexto global que exige eficiencia y adaptabilidad, Uruguay enfrenta retos importantes para mantener su competitividad en el mercado agrícola y logístico. Gabriel Di Giovannantonio, Country Manager de Cargill en Uruguay, reflexionó sobre los principales desafíos y oportunidades del sector, destacando la necesidad de trabajar en la estructura de costos y en mejoras logísticas que podrían marcar un antes y un después para el comercio exterior del país.
¿Por qué el canal Martín García es crucial?
La competitividad del sector agrícola no se limita a la eficiencia en la producción; la logística desempeña un papel central. Según Di Giovannantonio, el puerto de Montevideo, con su calado de 13 metros, ha permitido a Uruguay reducir costos de flete gracias al uso de barcos más grandes. Sin embargo, el desafío ahora se centra en el puerto de Nueva Palmira, principal salida para los granos del país.
“El dragado del canal Martín García debería ser analizado seriamente. Este canal es fundamental para aumentar la capacidad de carga y reducir los costos logísticos asociados al transporte terrestre. Mejorar la conectividad logística nos posicionaría mejor en el mercado global y permitiría aprovechar aún más la infraestructura portuaria existente”, explicó.

Di Giovannantonio propone el dragado del canal Martín García, como eje logístico estratégico, podría ser la próxima gran apuesta uruguaya. Si bien requiere inversiones importantes, los beneficios potenciales en términos de competitividad justifican su análisis en profundidad, explicó el empresario.
El Country Manager de Cargill afirmó que Uruguay tiene la oportunidad de demostrar que puede no solo mantener su relevancia en los mercados internacionales, sino también liderar con soluciones innovadoras y sostenibles. “Uruguay es siempre un origen muy interesante para los distintos destinos. Estamos preparados para cumplir con las demandas internacionales más exigentes. Solo necesitamos dar los pasos necesarios para fortalecer nuestra posición” expresa Di Giovannantonio.
La soja, un cultivo clave bajo presión
El análisis de Di Giovannantonio subraya que, aunque la soja sigue siendo el cultivo principal de Uruguay, está enfrentando presiones significativas debido a una combinación de factores: precios internacionales más bajos, altos costos internos y una relación desfavorable entre los precios de los fertilizantes y el petróleo a nivel global. Esto ha puesto de manifiesto la necesidad de repensar las estrategias para garantizar la rentabilidad.
“Supimos producir soja y tener buenos resultados con precios como estos. Sin embargo, el desafío ahora es mejorar los costos por tonelada producida y puesta arriba del barco. Uruguay debe enfocarse en ser competitivo a nivel mundial en este aspecto”, afirmó el ejecutivo.
Un agricultor en Soriano lo resumió recientemente al afirmar que «una soja a 350 dólares no asusta, pero sembrarla por 800 dólares sí«. Di Giovannantonio coincide plenamente con esta percepción: “Uruguay es caro, y eso se está acrecentando. Es fundamental abordar esta problemática desde la estructura de costos, no solo para sostener la producción de soja, sino también para impulsar la diversificación agrícola”.
Cultivos de invierno y diversificación agrícola: el futuro del sector
El ejecutivo destacó el rol de los cultivos de invierno, especialmente el trigo y la canola, como pilares de una agricultura más diversificada y sostenible. “Veo una agricultura de invierno diversificada que puede llegar al millón de hectáreas, con el trigo como el único cultivo escalable significativamente y la canola como un elemento clave en la rotación por sus beneficios económicos y logísticos”, señaló.
Además, Di Giovannantonio mencionó a la carinata como un cultivo de nicho con potencial, aunque enfatizó que su crecimiento dependerá de la demanda y el precio. “La ventaja de Uruguay radica en su capacidad de adaptarse a las exigencias del mercado internacional con paquetes tecnológicos adecuados para cada cultivo, lo que asegura un alto nivel de competitividad”, agregó.
Uruguay enfrenta un momento decisivo en su estrategia agrícola y logística. Los costos elevados, la presión por mantener la competitividad en un mercado global más exigente y la necesidad de diversificación agrícola son desafíos ineludibles.